Postales del DdA!

Postales del DdA!
Panoramica, de un DdA!


Bienvenido arquero! He aquí el mítico día que celebra nuestra hermosa actividad!


jueves, 24 de diciembre de 2009

Leyendas del Halcon, "La Viuda Negra"

Cuenta las buenas lenguas, olvidadas por quienes no retienen palabras sabias, que las excelsas paredes del Halcón resguardan celebres leyendas que pocos conocen y algunos descreen.
Es así el caso de la más antigua de ellas, la leyenda de “La Viuda Negra”. Dicha historia nos remonta un tanto más atrás en un tiempo sin mayor precisión.
Un joven arquero, después de mucho esperar, con los dedos inquietos, eléctricos, tensa la cuerda de su nuevo arco, sintiendo ese cosquilleo único e irrepetible de la primera vez, la primer soltada. Dicho elemento de tiro para algunos, extensión básica de los propios miembros para otros, se había hecho esperar.
Mil y un trabas embarullaron el camino de dicho prócer hasta hacerse con su otro yo, con el más asombroso instrumento musical, capaz de elaborar notas tan sensibles y temerarias a su vez. Sin lugar a dudas, tortuosa fue aquella vigilia, pero con todo el sabor de la expresión, había valido la pena.
Ya en sus manos, intempestivo, baila suspendido en el aire, deseoso de explotar, exuberante y dócil, en guardia y sereno. Aquel trozo de madera para los incautos, aquella obra maestra para los que ven un poco mas allá de lo preestablecido, vibra a la espera del debut.
“-La mano firme, las escapulas bien juntas, el dedo mayor al labio… la suelta tiene que cantar-“, mentalmente, el arquero repasa todo lo alguna vez había puesto en práctica. Claramente, este tiro, contaba con muchos significados; el más poderoso, la liberación de una energía acumulada por meses de angustia y abstinencia, una energía capaz de guiar el dardo a horizontes insospechados producto de la tensión y los nervios.
Es el momento culmine, la respiración, acompasada, no logra inmutar el tensar de la cuerda; los dedos, ausentes al pensamiento, la liberan de su prisión ansiosa de elevar por los aires viciados de tensión al astil que tiene por objetivo un blanco virgen, impoluto y terso…
Los ojos se oscurecen y un segundo después la luz enceguece al arquero que contempla absorto el resultado del disparo efectuado.
En el centro del blanco, perforado con asombrosa precisión, descansa una flecha que enamora a ambas partes a primera vista.
Una mosca perfecta ha caído en el centro de la tela, y en esa tela reposa, feliz y satisfecha “La Viuda Negra”, contemplando a su primer presa, la primera de muchas más.






Sir Andrew


.

1 comentario:

  1. Emocion..y solo...emocion, oh maestro relator su relato me llevo hasta ese momento unico e irrepetible, gracias por su pasaje al goce absoluto

    ResponderEliminar

Deje su opinion arquero!